Un cuento sobre el aprendizaje.


Un día llegó un joven luchador a una pueblo porque quería aprender Tai Chi Chuan. Le dijeron que por allí enseñaban. Preguntó y le dieron razón de un maestro. Fue a verle y le comentó que quería aprender Tai Chi Chuan

El maestro quiso indagar sobre este viajero para ver cuáles son realmente sus intenciones escuchándole primero:

– Me han dicho que usted es un maestro ¿Cuánto tiempo necesito para aprender bien el arte del Tai Chi Chuan?

– Tres años.

– Está bien.

– ¿Y si trabajara el doble que uno de sus alumnos?

– Pues seis años.

El joven pensando de manera desconcertada, se preguntaba:
¿cómo puede ser, si trabajando el doble tengo que emplear más tiempo?

– ¿Y si trabajo el triple?

El maestro se quedó pensando y le contestó.

– Pues… nueve años

El joven, totalmente desconcertado, no entendía nada y pensaba que aquél viejo se había vuelto loco.

El maestro, viendo el desconcierto de ése joven, le llevó hasta un jardín y le dijo:

– Anda por ese jardín, crúzalo y vuelve.

El viajero cruzó y volvió aún más confundido.
Entonces el maestro le preguntó:

-¿Viste las piedras que adornan el paseo un lado y a otro?

El joven no entendía nada y antes de que respondiera, el maestro replicó: estaban colocadas ahí, ¿verdad?.

-Vuelve a cruzarlo y fíjate bien durante tu camino.

El joven volvió a hacerlo fijándose mejor…y a su vuelta…el maestro le preguntó

– ¿Cuántas flores hay a izquierda y derecha?

Comenzó de nuevo su paseo y las contó.
– Hay 250 respondió

– Bien, y ¿cuántas había blancas, amarillas, azules y rosas?

– Eso no me lo dijo. Tras un tiempo, terminó de contarlas y se volvió a dirigir hacia el maestro, y cuando estaba cerca del maestro, éste le
preguntó, sin dejar que hablase

– ¿Y cuántas hay de esta, esta y esta altura? ¿Pudiste notar su olor? ¿te acercaste para notarlo? Cuando pasaste cerca de aquel árbol… ¿viste los tres pájaros que se posaron en él? ellos desde sus ramas, te estaban observando. ¿Notabas el viento en tu cara y que dirección llevaba? ¿Escuchabas tus propios pasos al caminar?

Aquel desesperado joven no sabía qué decir… El maestro continuó preguntándole y al final, viendo la confusión del viajero, explicó:
El Tai Chi Chuan es como el jardín, hay que descubrir poco a poco y sin prisa, para ir degustándolo. Hay que practicar viviendo el presente sin buscar el final. Respetar el entrenamiento de otros y perseverar para mejorar día a día

Para el joven, había comenzado su primera sesión de Tai Chi Chuan…

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Fuente: http://www.foroartesmarciales.com/f32/cuento-aprendizaje-5728/#ixzz1Gnl7ZgE5
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